Como algunos ya sabéis, sobre todo si sois asistentes habituales de este congreso, el Congreso Extremeño de Marketing Digital es un evento sin ánimo de lucro y cada edición busca voluntarios para ayudar en el día del congreso a que todo marche como es debido.

Dejad primero que me presente, mi nombre es Paola Silva y soy una apasionada del social media marketing de Badajoz. Conocí este evento en su primera edición y no dudé mucho en mandar un email y apuntarme como voluntaria para ayudar al equipo del CEMD.

La experiencia no pudo ser más satisfactoria y educativa. Y al año siguiente repetí experiencia (incluso me quedé en la cena networking de después esta vez) y mejoró incluso más mi opinión.

Todo comenzó en la primera edición cuando vi que el que había sido mi tutor de prácticas de la universidad (Abel Hernández, organizador del congreso) publicaba en LinkedIn sobre el CEMD y que necesitaban ayuda de voluntarios. Miré en mi agenda el día, hablé con mi padre (porque por entonces yo aún no vivía en Badajoz y me tendría que acercar él…) para ver si me acercaría ese día a la ciudad y sin más me apunté.

Al poco tiempo tuve mi primera reunión con el equipo, donde conocí también a Borja de Lope (organizador junto a Abel) y al resto de voluntarios y equipo que haría realidad el primer congreso de marketing digital de Extremadura.

En dicha reunión nos repartimos puestos y vimos que tareas se iban a realizar el día del congreso (entradas, ayudar a ponentes, guiar a los asistentes al auditorio, etc.)

Pero lo mejor vino el día del congreso…

He de reconocer que me levante aquel día bastante nerviosa, pero con muchas ganas de llegar a Badajoz y ver cómo se desarrollaba mi primer congreso.

Lo que al principio fue un poco caos mientras llegaba la gente en tromba para recoger sus packs de bienvenida e identificaciones, fue mejorando conforme avanzaba la mañana, permitiéndome a mí a mis compañeros voluntarios asistir a las ponencias que nos interesaban por turnos y aprender así mucho más sobre marketing digital.

Gracias a la coordinación con Abel, Borja y los demás el día para mí resultó ser tal éxito que me fui deseando que llegara el año siguiente con una nueva edición para volver a repetir.

Y así fue.

En la segunda edición del congreso fuimos incluso más voluntarios, lo que dejó que la mañana se desarrollara mucho más fácil para todos, tanto que pude incluso charlar con algunos asistentes al congreso y ponentes como Eva Collado y Geni Ramos (maravillosas, por cierto).

En esta edición se nos dio la oportunidad de ir a la cena networking posterior al congreso y no me lo pensé a la hora de pagar la entrada para la cena e ir con dos de mis compañeras voluntarias a hacer networking y tomar algo de jamón y vino.

Nos pasamos la noche charlando y conociendo a un montón de gente del sector, aprendiendo de los ponentes y otros empresarios, tan a gusto que no queríamos ni irnos a casa a dormir.

La conclusión que podéis sacar de esta historia es que a veces se aprende mucho más tomando acción, acudiendo a eventos como este (ya sea como asistente o apuntándoos al voluntariado, que aún podéis) y hablando con gente que está donde a ti te gustaría llegar algún día o que te pueda aportar otro punto de vista del sector, mucho más que detrás de libros y pantallas.

Vamos a bautizar a estas experiencias como los másteres de la vida, por ponerle un fin a este post.

¿Vas a dejar pasar la oportunidad de aprender de la experiencia de un congreso desde dentro?